Nuestro vuelo llegó a Sofía sobre las 3 de la tarde y nada mas salir a la sala de espera de la terminal nos encontramos con el representante de Top Rent a Car como nos habían indicado. Firmamos el contrato y después de comprobar el coche pusimos rumbo a nuestro primer destino, la ciudad de Plovdiv. Se encuentra a 1 hora y media de la capital y pronto nos dimos cuenta del mal estado de las carreteras en algunos tramos, algo que nos iba a acompañar durante todo el viaje.
La ciudad de Plovdiv cuenta con 6000 años de historia y por ella han pasado numerosas civilizaciones tales como los tracios, los macedonios, los romanos, los eslavos, los bizantinos, los otomanos, ya podíamos prever que nos encontraríamos con rincones con mucha historia.
El día nos acompañaba, hacía calor y aunque no teníamos nada planeado decidimos salir a descubrir un poco de esta hermosa ciudad. Nuestro hotel está muy cerca del casco antiguo así que dimos un paseo cruzando el río Maritsa hasta llegar al Bulevard Tsar Boris III desde donde comenzamos a ascender.
Las tres colinas sobre las que se asienta el casco antiguo de Plovdiv es un claro ejemplo de tanta cultura milenaria ya que en él podemos encontrar vestigios de muchas de estas culturas. Caminando por sus empedradas y empinadas callejuelas te retrae a épocas pasadas gracias a sus preciosas casas de estilo resurgimiento nacional pintadas de llamativos colores que demuestran la opulencia de la ciudad en épocas pasadas.
Llegamos a la calle Saborna, que cruza el casco antiguo pasando junto a varias casa-museo hasta llegar a Nebet Tepe. Nuestra primera parada fue la iglesia de los Santos Constantino y Elena.
Se nos hacía tarde así que continuamos ascendiendo por la calle Saborna sin pararnos a visitar otros de sus monumentos ya que a la mañana siguiente volveríamos. Al final de la calle se llega a Nebet Tepe, el punto más elevado de la ciudad en donde se encuentra el primer asentamiento prehistórico de la ciudad. Se trata de la antigua ciudad tracia de Eumolpia, uno de los primeros centros urbanos del sureste de Europa, este asentamiento fortificado fue la ciudad más grande de Tracia. Está considerado Patrimonio de la Humanidad y la verdad es que nos sorprendió bastante porque nos encontramos con un montón de gente haciendo botellón sobre las murallas romanas que tienen miles de años de antigüedad. El recinto no está acotado, más bien se encuentra en malas condiciones pero desde allí se pueden ver las vistas más bonitas de la ciudad así que sólo por eso ya merece la visita.
En el camino de bajada nos encontramos con la academia de música, arte y danza de Plovdiv. El coste de mantener las grandes cases de la zona vieja de la ciudad es muy elevado y por ello el gobierno se ha hecho cargo de algunas reconvirtiéndolas en museos o escuelas de arte como en esta ocasión. Llegamos a la plaza Dzhumaya en donde se encuentra la mezquita del mismo nombre y el estadio romano del siglo II que se encuentra bajo la plaza y del que sólo se conservan unas pocas terrazas de mármol y algunas columnas. Pero esas visitas las dejaríamos para el día siguiente. Después de la paliza del viaje tocaba retirarse a descansar ya que estábamos comenzando el viaje.
La mañana siguiente amaneció bastante fría y lluviosa así que con paraguas en mano y bien abrigados nos dispusimos a recorrer la ciudad. Nos acercamos a visitar la iglesia St.Kiril i Metodii donde nos refugiamos de la lluvia.
Volvimos a acceder a la calle Saborna para visitar por segunda vez la preciosa Iglesia de los santos Constantino y Elena. El patio de la iglesia está rodeado por muros de piedra y en su interior se construyeron varios edificios dando un aspecto de monasterio. Este templo ortodoxo, es el más visitado por los turistas y no hay que preguntarse el por qué. Sus muros bellamente ornamentados nos demuestran que este es un edificio que no nos podemos perder. En el interior destacan las pinturas, los iconostatos y el altar en madera tallada.
Continuamos perdiéndonos por unos de los más bellos cascos antiguos de Bulgaria en el que encontramos numerosos ejemplos de casas del siglo XIX de estilo resurgimiento nacional, muchas de ellas construidas para ricos mercaderes con fachadas de vivos colores e interiores que presentan un aspecto opulento.
Muy cerca de la iglesia de los Santos Constantino y Elena se encuentra el Museo Regional Etnográfico de Plovdiv ubicado en la hermosa casa Kuyumdzhiogh. En la exposición se muestra la cultura tradicional de Tracia, Ródope y Srednogorie de la época del Renacimiento búlgaro. Se muestran artículos de la ganadería, la agricultura y la artesanía de la época así como un taller de oro, un alambique para destilar el famoso aceite de rosa y una selección de trajes populares tradicionales, telas y alfombras, instrumentos musicales y objetos ceremoniales.
Justo al lado de la casa-museo se encuentra la puerta Hissar Kapiya, la que un día fue la puerta oriental de la ciudad y y un hermoso ejemplo de los restos de las murallas que aún quedan en pie. Justo al cruzar esta puerta nos encontramos con la hermosa fachada de la casa Georgiadi, una de las más hermosas de la ciudad.
Desde allí nos dirigimos al Teatro romano, un impresionante anfiteatro de mármol del siglo II ubicado en la ladera que mira la ciudad y los montes Ródope. La zona de los espectadores, que acogía a más de cinco mil espectadores, está dividida en sectores por las escaleras que descienden hacia el escenario en el que se eleva un edificio de varias plantas en el que se conservan inscripciones y estatuas de la época romana.
La Galería Estatal de Bellas Artes muestra una estupenda colección de pinturas búlgara de los siglos XIX y XX en un precioso edificio de estilo neoclásico que antiguamente se utilizaba como una escuela. Continuamos bajando la calle hasta llegar a la Iglesia Sveta Bogoroditsa , una imponente construcción de piedra con un campanario rosa y azul que fue añadido posteriormente. Unas columnas marcan el camino hacia el iconostasio de la iglesia que se hizo de talla en madera y dorados y en sus murales aparecen santos ortodoxos búlgaros y líderes del movimiento de liberación.
Llegamos de nuevo a la plaza en la que se encuentra la Mezquita Dzhumaya, el principal templo musulmán de la ciudad. Fue construida sobre las ruinas de la catedral después de la conquista de los otomanos. Es uno de los edificios religiosos otomanos más antiguos de los Balcanes y una de las mezquitas más grandes. Este impresionante edificio rectangular muestra influencias de la arquitectura bizantina y búlgara. Tiene nueve cúpulas recubiertas de plomo y en la esquina noroeste de su fachada se levanta el alminar, decorado con una rejilla diagonal cuadrada de ladrillos rojos sobre un fondo blanco. El interior está decorado con frescos murales de adornos florales en tonos blancos, azules y rojos.
A media mañana partimos hacia el Monasterio de Bachkovo a unos 30 kilómetros de la ciudad. El monasterio se encuentra situado en el extremo sur del pueblo de Bachkovo, a los pies de la boscosa ladera de los Montes Ródope. Tras aparcar muy cerca de la entrada subimos por el camino que nos llevaría hasta el monasterio rodeados de pequeños puestos que vendían de todo, desde comida y bebidas hasta recuerdos como objetos típicos de cerámica o de madera.
El monasterio fue fundado en 1083 por los hermanos Bakouriani, de origen georgiano y comandantes del ejército bizantino. En los siglos sucesivos se fueron añadiendo nuevas construcciones y ampliando el recinto hasta llegar a convertirse en lo que vemos hoy en día.
En el interior está prohibido sacar fotografías pero desde la puerta de entrada sacamos alguna que otra para que se viera reflejada la grandiosidad del lugar. Tras cruzar la entrada principal nos encontramos con la iglesia de Sveta Bogoroditsa adornada con preciosos frescos. En su interior destaca el Iconostasio dorado con una decoración recargada. Justo en frente de la entrada a esta iglesia nos encontramos con una puerta que conduce a otro patio en donde se encuentra la Iglesia de Sveti Nikola con frescos tan importantes como el de su pórtico que representa el juicio final.
Después de comer algo rápido en los puestos que hay en la salida nos dirigimos a la Fortaleza de Asenova, a unos diez minutos desde aquí. La Fortaleza está situada sobre un pico rocoso que se alza a la orilla izquierda del río Asenitsa. El macizo natural rocoso sobre el que se ubica tiene acantilados casi verticales sobre el río y queda inaccesible por sus tres lados lo que hacen un lugar única por su ubicación estratégica y la defensa natural de la zona. Los tracios construyeron una primera fortificación en el s.V a.C. pero los romanos y los bizantinos también construyeron sus fortificaciones en el lugar. Hoy en día sólo quedan restos de estas fortificaciones además de la iglesia medieval de Santa María de Petrich. No se sabe por qué se destruyó hasta sus cimientos la fortaleza medieval pero se dejó intacta esta iglesia.
La primera planta del edificio fue usada probablemente como osario y es la segunda planta la que alberga la iglesia en sí, con pinturas murales del s.XIII. El templo es uno de los primeros en la ortodoxia oriental que tiene una torre que sirve como campanario o como torre de vigilancia. Precisamente la iglesia es la principal atracción de la Fortaleza Asenova aunque nosotros la encontramos bastante abandonada.
Hay un aparcamiento justo pasada la curva en la que se encuentra la fortaleza. La construcción da una imagen clara de las fortificaciones medievales . El acceso a la iglesia y a las ruinas del castillo feudal se hace por un estrecho sendero en el lado izquierdo, donde se conservan muros de hasta tres metros de anchura y dos o tres de altura además de diversas réplicas de armas de la época.
Ya tocaba poner rumbo a la ciudad de Stara Zagora que se encuentra a 93 km de la fortaleza. Llegamos casi de noche así que después de una ducha nos fuimos a cenar al restaurante del propio hotel. Una cena fantástica en el mejor hotel de todo el viaje. A la mañana siguiente nos esperaba una buena ruta, pero eso será en la siguiente publicación.
No había leído nada de Bulgaria hasta ahora... Y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Es un destino a tener en cuenta!!
ResponderEliminarY qué raro que siendo la muralla Patrimonio de la Humanidad esté tan dejada...
Me ha encantado leer todo lo que contáis sobre Plovdiv. Todavía lo tenemos bastante reciente pero me ha servido para refrescar algunas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo desde Corea, en estos momentos desde el Parque Nacional de Seoraksan, al noreste del país.
Q guay me ha parecido todos los viajes
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